Las primeras referencias a la planta de la caña de azúcar, se localizan en Nueva Guinea a casi 5,000 años. Su arribo a Europa oriental se produce en el siglo IV a.C. Desde Grecia, se difundiría a todo el Imperio Romano. Difundido por España, el cultivo pasa en 750 d. C. a las islas Canarias desde donde Colón la llevó al nuevo mundo en 1493, sembrando unos primeros brotes en Santo Domingo, donde su cultivo se extendió por Centro y Sudamérica.

En el territorio mexicano, el cultivo de la caña de azúcar se inició a partir de que Hernán Cortés trasladara plantas desde Cuba en 1522. Algunos estudios señalan que en el año 1524 ya había cañaverales a orillas del río Tepengo en Santiago Tuxtla, Veracruz.

En ésta región, la planta de la caña encontró inmejorables tierras fértiles para el cultivo, particularmente en los estados de Morelos, Michoacán, Jalisco y en la parte central del país cerca de Puebla. También se desarrolló en los alrededores de Atlixco e Izúcar así como en los valles de Cuernavaca.

El ron es un licor alcohólico destilado, obtenido del jugo, o de la melaza de la caña de azúcar.
Se ha situado el origen de la elaboración del ron en las Antillas, en la isla de Barbados a mediados del siglo XVI.

La destilería más antigua entre las que todavía hoy producen ron es la Mount Gay Distillery, de Barbados, que ha estado funcionando desde 1703.

Cada potencia colonial (Francia, Gran Bretaña, España) elaboró su propio sistema de fabricación.
El ron se puede elaborar a partir de dos materias primas: destilando directamente el jugo fermentado de la caña de azúcar, o bien destilando las melazas sobrantes de la extracción de azúcar. Habría un tercer modo que consistiría en la adición de dunder, porción de una destilación previa para producir un ron más fuerte.

La calidad y sabor de la bebida, también depende de los sistemas de destilación, ya que se utiliza tanto el alambique continuo como el de caldera.

El ron puede ser blanco cuando no ha envejecido en madera ni tiene adición de caramelo. Es dorado, si se le añade caramelo para dar color; viejo cuando tiene una crianza de más de tres años en barrica de roble quemado.

El cultivo de la caña se extendió rápidamente en las regiones cercanas a la costa y en las tierras calientes.

Hernán Cortés, en sus posesiones de Coyoacán, mandó montar un trapiche alimentado por el cultivo de caña de Iztapalapa.

En Topilejo, Tepepa y Tlaltenango, hubo grandes haciendas azucareras desde el siglo XVI, convirtiendo al estado de Morelos en la región cañera más importante durante la Colonia.

Un documento del siglo XVI, emitido por Carlos V prohíbe la elaboración del aguardiente de caña, por ser considerado, «… dañosísimo a la salud y contra las buenas costumbres, responsable de sacrilegio e incestuosos desafueros, pecados, maldades y delitos, no sólo entre sirvientes, esclavos y oficiales sino también entre la gente de calidad y distinción».

El consumo de bebidas destiladas se concentró en las ciudades, en los centros mineros y en las zonas donde se cultivaba caña de azúcar, pero no era desconocido en las zonas rurales.

El levantamiento de la prohibición de producir aguardiente de caña en Nueva España, coincide con el cambio de política de la corona española en los últimos 50 años del periodo colonial, es decir finales del siglo XVIII.

La producción de ron moderno en México, bajo altos estándares, llega con el siglo XX.